EDITORIAL DEL 5 DE FEBRERO

Hola queridas almas, mi último día en el sur, en Sa Martín de los Andes, confieso que con una nostalgia que sospechaba pero no imaginaba de tal magnitud.
Este sitio me llama, o me recuerda o nose, pero no es como otros, y también su gente, en estos días he encontrado almas muy afines, he reconocido familia del alma , por ejemplosaludarnos con alguien y que no de un acorriente eléctrica, esto me sucedió con Cristina de Bariloche,y otras tantas cosas., sanamos con constelaciones familiares. Activamos un portal angélico , celebramos l a luna llena saliendo de la montaña, toqué mi tambor y dancé para la pachamama y quedo con el gusto de volver en dos meses a seguir recordando y recuperando mi feeling con estas montañas de la patagonia.
Me voy con sonidos de teros afuera en el campo, con picos nevados como si los hubiesen espolvoreado con harina,con el olor a limpio, con el viento frío y puro,con la gente que acá abraza a mi manera, fuerte ysostenido.Con los cipreses frente a mi ventana. Con la determinación de seguir viniendo.Acá Anuak estuvo dinamica y pesente pero Amtay Ayum, mi espíritu nativo cobró mas lugar y magia
A medida que avanza este nuevo tiempo, también descubro que no extraño absolutamente nada de los que dejo, es ir tocando un eterno presente donde nada antiguo pesa ni atrapa.No puedo defirnir bien esta sensación, pero me libera., l a precisa libertad del desapego.
Con el corazón abierto y sin la trampa de la cabeza , es la forma mas natural y sencila de sentir en esta Nueva Tierra y nueva energía.
Los dejo con mi amor profundo, danzando entre los árboles y la montaña, a punto de atravesar 23 horas que me acerquen otra vez a mi espacio habitual,por ahora, de mar.

Bendiciones y abrazos