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Una vida que no se aprecia en el momento presente con la esperanza de obtener una mejor vida en otra dimensión, solo constituye una negación al fundamento del amor. Este estriba en el reconocimiento de la vida misma donde sea que se exprese, sin importar para ello la forma física o etérea. Hablamos de la conciencia de la presencia, como una chispa divina que sostiene todo en cada momento presente. Por tanto hay que morir… si… ¿pero a qué?… a las ilusiones de separación que se propagan por doquier fomentando una dualidad, luchas y antagonismos…
Nosotros aquí y Dios allá… Los buenos aquí, los malos allá…La tierra por aquí y el cielo por allá… Esto no es así… hay que buscar la resurrección… si… ¿pero dónde?… en nuestro corazón… para entonces traer el cielo a la tierra, para manifestar lo divino en todo lo cotidiano… ¿Y qué es el cielo?… Conciencia hermanos, entiéndalo… En esto consiste la verdadera resurrección… “En liberarse del sueño de la mente para vivir dentro del presente con conciencia”… porque justo ahí es donde reposa la divinidad… Así que no es cuestión de fechas, circunstancias o lugar. La historia de la salvación o de algún proyecto de evolución, tiene que ver con el tiempo que el hombre se ha impuesto a sí mismo para despertar a su divinidad y gozar de los frutos de este estado…
Cuando tú te reconcilias de manera profunda contigo misma(o) sueltas cualquier expectativa egótica que te agobia o aprisiona por medio de la culpa y la desvalorización. Sueltas ese mal entendido concepto de espiritualidad que mas que ayudarte, te hunde en la auto negación y el rechazo. Ser no es cuestión de merecer o de viajar a otro tiempo o de posicionarnos en otro espacio… No… “Ser es lo que te permite Ser, Aquí y Ahora”… Esto es lo único Real… y lo demás una mera construcción mental que proyectan tus ideas de separación…“El tiempo deja de tener sentido en cuanto tu alma descansa en el regazo de la Reconciliación”… Este es el espacio del Dios Contigo y Tú en El… Unidos estamos de forma indisoluble con nuestro Origen sin condiciones o algún tipo de cuota. Volver a casa es reconocer que estas ahí, dentro del aquí, y que tu vida es por sí misma una completa afirmación de la voluntad de Dios al hacerte consciente de su regalo hacia ti…“Que el amor valga la alegría hermano, no la pena”… Porque este es el sentido de tu viaje. Celebrar la vida con reconocimiento y aprecio…
El tiempo solo permanece a la espera del encuentro contigo misma(o) porque ahí es donde se encuentra el Dios vivo. Vivir en el tiempo lineal es lo que te causa la frustración y dolor, porque eso significa el sentirte separada(o) y prisionera(o) de una situación que no puedes cambiar. La trampa consiste en pensar que debes cambiar algo para merecer el amor… este es el mundo del ego… ¿Acaso no eres templo del Creador?… ¿Qué haces entonces buscando y adorando ídolos por fuera, o pagándoles tributos para merecer?…
“La Resurrección consiste en el Despertar a la Presencia de tu Divinidad”… En vida hermano… En este momento… Lo que buscas no está en el más allá, sino en la toma de consciencia de que lo llevas encima y por dentro. Muere a la inconsciencia, recupera la dignidad de ser hija(o) de Dios y reclama tu heredad. Resucita a la grandeza de tu esencia, porque el Hijo del Hombre eres tú y soy yo. Somos un aspecto de la Trinidad… Del Dios vivo Aquí y Ahora… Si no lo percibes, es porque sobrevives rodeado de tinieblas y deambulas como un muerto. Por eso corres tras promesas de salvación que solo alimentan tu ilusión de separación y te mantienen dormida(o) para evitar que despiertes a tu verdadera condición…
Cada día nos es propicio para reiterarlo con un acto de amor… “El tiempo vive a las espera de tu despertar”… Cuando lo consigas, dejarás de esperar, de posponer y de soñar, o ser cautivo de interpretaciones equivocadas en torno a una supuesta salvación… “La vida es ahora y todo lo que precisas se encuentra aquí”… La integración es la llave que nos permite unir los opuestos para reconciliarte y unificar con tu esencia. Todo hombre lleva la semilla de la separación en su psique de manera inconsciente. Esta creencia recrea los demonios que te persiguen día y noche robándote la paz…
De lo único que tienes que salvarte es de la inconsciencia de la presencia de tu propia divinidad. De lo que tienes que apartarte es de la profunda desvalorización a la que te sometes día con día, esta es la causante de que te degrades, de que te culpes y esclavices a propuestas que tienen que ver con una mente egótica, donde se te dice que hay que tener más para merecer, para poder valer, para ser reconocidos y poder pertenecer… Esta situación no tiene nada que ver con el amor incondicional, y si son criterios que asumen ciertas corrientes espiritualidades para venderte la idea de que debes luchar por ser digno, más puro y perfecto… En este sentido la religión es un veneno para el desarrollo del hombre y la toma de consciencia de su grandeza (fuimos hechos a imagen y semejanza de Dios)… ¿Ves la trampa e incoherencia en su praxis disfrazada de un supuesto amor?… Es por eso querida alma que te sientes abandonada y resentida. Llevas encima expectativas agresivas y pesadas que no resuenan con el amor incondicional ni provienen de la sabiduría del corazón…
Alguien nos hizo creer que tenemos que pagar con méritos por el amor. Esto no es así… Esto no es Dios, se trata de falsos ídolos impuestos por controladores (gente que no conoce a Dios)…“Por sus frutos los conoceréis”… Quien atenta contra la vida y crea separación no le anima el Espíritu Santo de Dios… Dentro de ti algo te lo dice constantemente, es tiempo de revelarte y alejarte de esos falsos ídolos y sus representantes… Tu sentir no se equivoca, es algo que se agita y te anima para que asumas tu poder y vuelvas a vivir… lo sientes, ello es muy fuerte, lo presientes… Es tiempo del cambio, del éxodo, de la liberación, de ponerle fin al engaño… es la hora del despertar… Un abrazo y feliz resurrección…
© Ari Shemoth