El domingo 21 de Junio de 2015, a las 16:38 UTC y en el Hemisferio Norte, entraremos en el Solsticio de Verano. En España este acontecimiento astronómico, energético y psicológico tendrá lugar a las 18:38 horas, horario peninsular español, una hora menos en las Islas Canarias.
En el hemisferio norte, esta estación sincroniza, astronómica y astrológicamente, con el signo de Cáncer. Los solsticios son las épocas del año en que la duración de los días y de las noches es diferente. Los días son más largos durante el solsticio de verano, siéndolo las noches durante el de invierno. Los solsticios están siempre relacionados con acontecimientos astronómicos y, cada uno de ellos va precedido por un equinoccio, es decir, un período de tiempo durante el cual la duración del día: luz y de la noche: oscuridad, están igualadas. El solsticio de verano sigue al equinoccio de primavera, el período del año en que la luz empieza a crecer y va tomando más fuerza sobre la oscuridad, preparándonos así para la llegada de calor estival, un momento del año en el que no sólo nos tomamos unas vacaciones del trabajo y las actividades cotidianas, sino también nos vemos más impulsad@s a viajar, disfrutar de la naturaleza, de la playa, la montaña, el campo…, gracias a la larga duración de los días y a la luz que reina a nuestro alrededor durante una gran parte de la jornada.
Los solsticios, al igual que los equinoccios, son también portales de activación galáctica y cósmica, entradas por las que pasan y se activan nuevas energías, correspondientes siempre a la estación en que se producen y relacionadas con los cambios que tienen lugar en ellas. Esas nuevas energías que se activan en cada solsticio y equinoccio también están vinculadas al resto de los procesos de cambio y evolución que tienen lugar a lo largo de todo el año, puesto que todo está sincronizado en la Naturaleza, al igual que lo está en la Vida general y en las particulares vidas de tod@s y cada un@ de nosotr@s. De este modo, la rueda del año va girando, viajando, modificándose y evolucionando cíclica y circularmente, sin principio ni final.
Hay dos días en el año opuestos en cuanto a la duración de la luz solar: el 24 de Junio y el 24 de Diciembre. El primero de ellos, recién entrado el Solsticio de Verano, coincide con el signo de Cáncer, la puerta por la que el alma entra a la encarnación, y es el día más largo del año. También es la fecha en la que en muchas culturas se realizan hogueras, para quemar todo aquello que se quiera dejar atrás y poder así pasar (saltar) a lo nuevo. El segundo día, recién estrenado el Solsticio de Invierno, coincide con el signo de Capricornio, la puerta a través de la cual el alma pasa a la vida del espíritu, y es el día más corto. Por lo tanto, a partir del 24 de Junio, la luz empieza a mermar, aunque el cambio es tan leve que apenas se nota, como tampoco notamos que empieza a crecer de nuevo a partir del 24 de Diciembre. Cáncer y Capricornio pertenecen a la Cruz Cardinal, son dos signos opuestos en la Rueda del Zodíaco y forman un eje, al igual que los dos solsticios con los que están relacionados se suceden en momentos opuestos del año: uno en Junio y el otro en Diciembre, dividiéndolo en dos períodos de seis meses cada uno, entre medias de los cuales tienen lugar los dos equinoccios que completan la Rueda de las Estaciones: el de primavera y el de otoño.
La Rueda del Año, de acuerdo con las tradiciones de Occidente, está dividida en ocho festividades, todas ellas relacionadas con el flujo natural de las estaciones y los acontecimientos astronómicos relacionados con ellas porque, como muy bien señala La Tabla Esmeralda: “Como es arriba, es abajo. Como es abajo, es arriba”. Estas celebraciones suelen describirse como ocho rayos en la mencionada rueda, una imagen muy útil para recordarnos el continuo suceder de la vida, el ciclo sin principio ni final que ésta es. Aunque celebremos cada doce meses la marcha de un año y la llegada del siguiente, en realidad, el año ni empieza ni acaba, como la energía, aunque diferentes tradiciones culturales han determinado uno o dos días para llamarlos Año Nuevo. Sin embargo, como el ciclo tiene en cuenta los ritmos de la naturaleza en vez de las fechas del calendario gregoriano, los comienzos y los fines se consideran parte de las festividades y también están vinculados entre sí.
Esas festividades son una mezcla de acontecimientos solares: solsticios y equinoccios, y festividades del fuego originarias de las culturas celta y nórdica. Las cuatro festividades solares tienen lugar durante el día que marca el acontecimiento astronómico de que se trate: Yule, el día más breve o solsticio de invierno, generalmente el 21 o 22 de Diciembre; Litha, el día más largo o solsticio de verano: el 21 o 22 de Junio; Eostre, el equinoccio vernal, alrededor del 21 de Marzo y Mabon, el equinoccio de otoño, alrededor del 21 de Septiembre. Y estas celebraciones solares se intercalan entre las festividades del fuego, así llamadas por la costumbre de encender hogueras en esas fechas: Imbolc, que significa “leche de oveja”, cae a comienzos de Febrero, cuando aparecen los primeros copos de nieve; Beltaine, o Día de Mayo, tiene lugar hacia el 1 de Mayo o cuando aparece la Flor de Mayo; Lammas, o Lughnasadh, llega a comienzos de Agosto con la cosecha de granos y Samhain, o “primeras heladas”, que es la fiesta de los ancestros, se festeja aproximadamente a finales de Octubre o principios de Noviembre.
LITHA Y EL SOLSTICIO DE VERANO
Litha, el Solsticio de Verano, celebra el triunfo de la luz del día sobre la oscuridad. La llegada del día más prolongado es celebrada en algunas zonas de Gran Bretaña en círculos de piedra, laderas montañosas o cualquier otro sitio prehistórico sagrado y significativo, como por ejemplo en Stonehenge, Avebury y Avalon/Glastonbury, y multitudes de personas pasan la noche al aire libre, para presenciar juntas la salida del sol. En España tenemos las hogueras de San Juan, en toda la zona de Valencia, Castellón y Alicante, además de otras celebraciones parecidas, en las que se da la bienvenida a esta calurosa y luminosa estación.
El Solsticio de Verano es un momento idóneo para que invoques a la fuerza y la inteligencia del sol triunfante y victorioso, concentrándote también en las energías salientes. Esta época del año, gracias a la duración más larga de los días, es también muy buena para salir, conocer gente nueva, viajar y visitar otras ciudades o países y aprender cosas nuevas sobre el mundo, o sobre ti. Es una ocasión perfecta para las acampadas al aire libre y para alejarnos de las luces artificiales de la ciudad, permitiéndonos todo ello apreciar la belleza del cielo nocturno plagado de estrellas, un espectáculo que en las ciudades pocas veces podemos disfrutar, tan llenas como están por todas partes de alumbrado y de estímulos que distraen nuestra atención. Gracias al clima más benevolente durante esta época del año, podemos viajar por mar y otras grandes extensiones de agua, armonizando con sus energías, que son el origen de toda la vida, y favoreciendo también así el contacto con nuestras emociones y sentimientos, directamente ligados al elemento agua.
ALGUNOS DATOS SOBRE EL SIGNO DE CÁNCER
Fecha: 21 de Junio a 22 de Julio (Debido al movimiento de los planetas, estas fechas pueden variar según el año)
Elemento: Agua
Polaridad: Femenino-Negativo-Receptivo
Cruz Cósmica: Cardinal
Casa de la Rueda Zodiacal: Cuatro
Símbolo Tradicional: Cangrejo
Símbolo Esotérico: Rueda alada
Cualidad: Simpatía
Expresión clave: Yo siento
Misión: Apoyar a l@s demás
Regente Tradicional: Luna
Regente Esotérico: Neptuno
Anatomía: Estómago, pechos, útero
Cristales: Perla y Adularia
Metal: Plata
Colores: Nácar y blanco
Plantas: Gardenia y Loto
Árbol: Logiquillo
Pájaro: Cigüeña negra
Ángel: Gabriel
Mito: Aquiles
Animal: Perro
CÁNCER Y LA PUERTA DE ENTRADA A LA ENCARNACIÓN
Cáncer es el primer signo de la cruz cardinal y, por consiguiente, también es el primero de la triplicidad de agua, por lo que abre la puerta a todo lo relacionado con las emociones y sus altibajos, así como también, como hemos visto más arriba, al solsticio de verano, la época del año en que la luz reina sobre la oscuridad y la temperatura predominante es el calor, en todo el hemisferio norte. Su planeta regente es la Luna, la segunda luminaria después del Sol, su segundo regente, y el único de los cuerpos celestes que tiene fases, por lo que las características, los talentos, las posibilidades, las misiones, los puntos flacos y oscuros de Cáncer tienen mucho que ver con la fluctuación y la variabilidad lunar. Este signo simboliza la maternidad, el proteccionismo y la seguridad materna. La cardinalidad le aporta actividad, impulso y ambición, abriendo también la puerta al sentimiento de pertenencia al grupo, empezando por la propia familia y continuando con los demás. El agua relaciona a Cáncer con las emociones, los sentimientos, la sensibilidad, la receptividad, la protección, la introversión y la intuición. Cáncer rige la Casa IV, su domicilio natural, un sector vinculado con el hogar y la propia familia, de origen y de creación, la vida personal e íntima, el padre o la madre, los antepasados, la tierra natal y el pasado, así como también la parte más íntima y profunda de cada persona.
Cáncer rige la convivencia colectiva y el público, las masas y el grupo de pertenencia, unido por un objetivo, una función o un ideal, por lo que la individualidad y la realización personal no tienen cabida para l@s cancerian@s. También es regente de la madre, la familia, el hogar, el parto, el verano, el pueblo, las mujeres, las sociedades, las reuniones, la patria, los lugares públicos y sobre todo las plazas, los monumentos, las antigüedades, el mar, los ríos, el tiempo, las cosechas, los lagos y los estanques.
Cáncer es un signo de sentimientos activos, especialmente dirigidos hacia l@s demás, ya que su misión principal es nutrirles, sustentarles y darles su apoyo. Es el signo más femenino de todo el Zodíaco y el más relacionado con la maternidad, al igual que ocurre con la Luna, lo que les convierte en buen@s y acogedor@s anfitrion@s y cociner@s. Cáncer representa el seno materno, la casa, el hogar y el interior de las cosas, la protección y el cobijo que todas las personas, en un cierto grado, necesitamos. Su símbolo: el cangrejo, un animal con un duro caparazón y unas fuertes pinzas pero con un interior muy blando, que camina de lado y se refugia en la arena ante cualquier muestra de peligro, expresa muy bien lo que suelen hacer las personas nacidas bajo este signo cuando se encuentran con una amenaza exterior, real o sentida así por ell@s. Es decir: tienden a dejarse dentro los problemas, los sentimientos y las preocupaciones, dificultando con ello su solución y provocando con frecuencia problemas estomacales, revelando así inconscientemente tanto su malestar emocional como su dificultad para digerir adecuadamente determinadas experiencias. También suelen ser aprensiv@s, favoreciendo con ello la somatización de los sentimientos y las dificultades.
L@s cancerianos suelen aferrarse intensamente a las personas queridas, asfixiándolas con frecuencia y restringiendo su libertad con su afán protector y su interés por ayudarles en todo momento. Las madres de este signo suelen ser exageradamente absorbentes y dominantes, viendo a l@s hij@s como si fueran objetos de su propiedad y dificultando notablemente, cuando no impidiendo, que se desarrollen de manera autónoma, libre, independiente e idiosincrática. L@s cancerian@s son también personas muy tenaces, que trabajan dura y calladamente por el bienestar de su familia, necesitando un hogar al que regresar, sobre todo cuando por los motivos que sean tienen que pasar un tiempo alejad@s de él, ya que en ese ámbito familiar es donde tienen la base de su existencia y de su seguridad, no tanto por la cantidad de tiempo que pasen en él sino, sobre todo, por sentir que tienen un lugar de pertenencia en el que pueden refugiarse, descansar, reponerse y separarse de lo que hay y ocurre fuera.
Esotéricamente, como Alice A. Bailey y El Tibetano nos recuerdan:
“Cáncer es una de las dos puertas del Zodíaco, porque a través de él pasan las almas a la manifestación externa, a la apropiación de la forma y a la consiguiente identificación con ella, durante largos ciclos. Es ‘la puerta que está ampliamente abierta, ancha y fácil de atravesar, que conduce sin embargo al lugar de la muerte y a ese largo período de aprisionamiento que precede a la rebelión final.’ Cáncer está aliado a la naturaleza material y a la madre de las formas, así como la otra puerta: Capricornio, está aliada al espíritu, padre de todo lo que Es.
El secreto (así llamado) de la Cruz Cardinal es el de la Vida misma, así como el de la Cruz Fija es el del alma o el misterio de la Entidad autoconsciente, mientras que la Cruz Mutable encierra el misterio de la forma. Estas palabras contienen la clave del secreto de toda la manifestación y del misterio que fue revelado al Cristo en la crucifixión final, donde testimonió Su reacción comprensiva en su triunfal exclamación, registrada en El Nuevo Testamento: ‘Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado.’ Entonces abandonó la Cruz Fija y la Identidad que hasta ese momento había conservado y Se identificó con la que le fue entonces revelada. En las palabras ‘Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado’, Le fue revelado el misterio de la Cruz Fija, abriéndose por primera vez ante Sus ojos el secreto de la Cruz Cardinal. Aún no han sido dadas las palabras que encierran ese misterio central. Uno de los factores que distinguieron al Cristo de los precedentes Salvadores del mundo, consistió en que fue el primero de nuestra humanidad a Quien, habiendo logrado la divinidad (y muchos la han logrado), se le permitió ver ‘el dorado hilo de luz y de vida viviente, que vincula la luz que se haya en el centro de todas las cruces manifestadas’, y se Le permitió conocer el significado de la vida cuando se expresó en la Crucifixión Cósmica, episodio de la vida cósmica y no de la muerte, como generalmente se supone.
Hércules captó el verdadero significado de la Cruz Mutable y, con pleno conocimiento, ascendió a la Cruz Fija con todo su corolario de dificultades y trabajos. El Budha comprendió por medio de la total iluminación el significado de las Cruces Mutable y Fija, porque poseyó el secreto de la revelación en Tauro, así como el secreto de la energía dirigida en Escorpio fue el origen de la fuerza de Hércules. Pero el Cristo, conociendo ambos secretos, comprendió con viviente compenetración el misterio de la Cruz Cardinal, porque la luz de la Transfiguración (sufrida en Capricornio) le reveló la gloria y el misterio trascendental.
Existen también dos palabras que imparten el propósito y la intención de expresarse en la Cruz Cardinal. Esto explica la razón por la cual las dos ‘Puertas del Zodiaco’ se abren ampliamente al impulso y demanda del Espíritu Divino. Una es la palabra autoconservación, que produce el impulso de encarnar en Cáncer, puerta que lleva la expresión del espíritu al plano físico. Este impulso (cuando la forma constituye el objeto principal de la atención del alma y aquello con lo que especialmente se identifica) produce la etapa de concreción estática en el signo terrestre de Capricornio. La otra palabra es inmortalidad, el aspecto divino de la autoconservación y principal factor condicionante del proceso creador, que conduce a la total revelación de la evolución y a la periódica aparición y revelación de la vida en la forma. En Capricornio, en la tercera iniciación, este aspecto de la vida asume primordial importancia.
El signo de Cáncer encierra la cuestión de la Ley del Renacimiento. La reencarnación está implícita en el universo manifestado, tema básico y fundamental que subyace en el latido del sistema. Todo el tema del renacimiento es en la actualidad muy poco comprendido. En su moderna presentación y en el énfasis puesto tan fuertemente en los pequeños e insignificantes detalles, han tergiversado y desviado el amplio alcance del tema, ignorando la verdadera importancia del proceso. Los grandes rasgos del proceso de la encarnación han sido mayormente pasados por alto. En la discusión sobre la longitud del tiempo en que un ser humano está desencarnado y en la consideración de la necia información sobre lo no comprobable y lo probable, y en la pueril reconstrucción de vidas pasadas que hacen quienes se inclinan hacia la Teosofía (ninguno de ellos posee conocimiento alguno de la verdad), se pierde de vista la real verdad y belleza del tema.
Cáncer es un punto de triplicidad acuosa, y el simbolismo que subyace en estos tres signos de agua es muy interesante desde determinado ángulo. Tenemos, como bien saben, el Cangrejo, el Escorpión y las Diosas-Peces del signo de Piscis. En la antigua Lemuria, el símbolo de Piscis era una mujer con la cola de un pez, y el recuerdo de este signo es la legendaria sirena. Al finalizar la época atlante (cuando el consciente sentido de dualidad se hizo presente en las mentes de la humanidad de dicho periodo), la parte femenina del símbolo fue descartada y los peces enlazados reemplazaron a las Diosas-Peces. Tenemos, en consecuencia, el Cangrejo, el Escorpión, con el aguijón en su cola, y el Pez. El Cangrejo, de movimiento lento, identificado con la morada que lleva a cuestas, vive en la tierra (vida del plano físico) y también en el mar (vida de las emociones). El Escorpión, de movimiento rápido, de efecto mortífero para los hombres que lo rodean, es una criatura de la tierra y también el símbolo del Cangrejo transformado, resultado del proceso evolutivo, indicando la naturaleza peligrosa del hombre que no se ha transformado, y es por lo tanto dañino y peligroso para los demás. Los Peces representan al hombre a quien se ha desposeído de la mitad de su símbolo original por habérsele quitado el símbolo del materialismo, lo cual indica que se ha liberado de la materia. Los tres signos de agua proporcionan una breve y simbólica historia del crecimiento del hombre y del verdadero desarrollo de la personalidad, cuadro que representa la ley de causa y efecto.
Existe también una significativa relación entre los cinco signos cuya naturaleza y efectos son profundamente esotéricos, cuando son impelidos a esta particular interacción. Entran en actividad únicamente al iniciarse el retorno de la rueda de la vida, ‘rueda de acción vital y comprensión consciente’, según El Antiguo Comentario. Se denomina así a la rueda que gira al contrario de las agujas del reloj: de Aries a Piscis vía Tauro. Esta quíntuple relación es establecida únicamente en el sendero del discipulado y efectuada por la vinculación esotérica de Cáncer-Virgo-Escorpio-Capricornio-Piscis. En los futuros horóscopos de los discípulos, esta significativa interacción de fuerzas será reconocida como dominando al horóscopo en una etapa particular y peculiar del discipulado. En este caso los discípulos nacerán en alguno de estos signos o estarán en su ascendente.
Tenemos dos signos, de agua y de tierra (Cáncer y Virgo) en la etapa del énfasis subconsciente, donde cada cosa está latente y oculta. La conciencia humana es sólo embrionaria en Cáncer, porque predomina la mente de la masa, no la mente individual. En Virgo, la vida o conciencia crística está oculta y el Cristo-Niño es aún embrionario en la matriz de la materia y del tiempo. Durante esta etapa, el énfasis está puesto sobre la forma que vela y oculta la realidad. El alma humana y el alma divina (la dualidad esencial) están allí, pero su presencia no es fácilmente percibida. En Escorpio se produce un punto de transición, de cambio y de reorientación. Lo que hasta ahora estuvo oculto aparece, y es traído a la superficie por medio de la experiencia, los experimentos, las pruebas y “el aguijón de la vida”. En Capricornio, como resultado de los efectos de la influencia de Cáncer, Virgo y Escorpio, el discípulo comienza a demostrar la capacidad de expresar la vida de dos reinos, por lo menos en cierta medida es un ser humano evolucionado y además un ciudadano del reino de Dios. Por lo tanto, para un iniciado, durante un período de tres encarnaciones, los cuatro signos de revelación (Cáncer, Virgo, Escorpio y Capricornio) intensifican su efecto sobre él, hasta que en la cuarta encarnación empieza a responder a la influencia interna de Piscis. De esta manera demuestra su capacidad para reaccionar a la influencia de Shamballa, y cuando se ha establecido esta influencia, ayuda a salvar y salva. Actúa constantemente como mediador mundial. Por lo tanto, podría decirse que:
En Cáncer, la influencia de la Jerarquía humana empieza a hacer sentir su presencia y a incluir el dualismo del hombre. Éste surge claramente en Virgo. El alma y el cuerpo están estrechamente relacionados y entrelazados en una forma. El hombre es una personalidad consciente, resultado de la experiencia en Cáncer que culminó en Virgo. Éste es el camino de la humanidad. El centro humano está activo.
En Escorpio, la influencia de la Jerarquía esotérica pone su sello sobre el ser humano, y es sometida a prueba su dualidad esencial, lo cual es preparatorio para una nueva y más elevada unidad. Se encuentra en esa etapa donde no es ni alma ni forma: la etapa de transición. Éste es el camino del discípulo. El centro jerárquico le afecta poderosamente.
En Piscis, la influencia de Shamballa es el campo de actividad del iniciado, y emerge el dualismo del alma y del espíritu en vez del dualismo del alma y del cuerpo, que hasta ahora ha sido tan importante. Se le ha negado a la forma el poder de mantener cautiva al alma, y las pruebas y experiencias del iniciado hasta la tercera iniciación, tienen por objeto lograr este fin. Éste es el camino del iniciado.” (Alice A. Bailey – Astrología Esotérica)
Deseo para tod@s una magnífica y espléndida entrada en el Solsticio de Verano 2015, y que la energía luminosa y abierta del verano nos acompañe durante toda la estación, impulsándonos a disfrutar del tiempo libre, del merecido descanso tras el trabajo de todo el año, de los viajes, de la playa, de la montaña, del sol y de todas las celebraciones y festividades que durante esta época tienen lugar. Un abrazo grande y Namasté.
María Sánchez-Villacañas de Toro
Astróloga y autora del libro:
La Estela de los Astros: Unas lecciones de Astrología
Alcántara Psicología y Espiritualidad
Escuela para la Evolución del Alma
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